Se
derrumba la revolución del siglo XXI, se destroza Alianza País; la burguesía
burocrática poco a poco cede paso a la burguesía comparadora, en otro
escenarios, muda, de burocrática a compradora.
Si
la revolución ciudadana emprendida por Correa fue una caricatura de revolución, la revolución ciudadana ha pasado a
constituirse, con Moreno, en una payasada
de revolución.
Entre
la caricatura y la payasada hay una brecha que los ha
llevado a confrontarse públicamente. Los seguidores de Correa como
portaestandartes de la “verdadera revolución”, los otros, Moreno y su equipo,
tildados de “traidores de la
revolución”.
Con
Correa se dio paso a una de las reformas más importantes que se ha inoculado al
capitalismo burocrático desde su gesta a fines del siglo XIX.
Nadie
como el aprendiz a fascista logró reestructurar el viejo estado burgués-terrateniente
para convertirlo en una verdadera maquinaria represiva, corporativa,
estabuladora, que de sustento y fuerza a la dictadura de grandes burgueses y
grandes terratenientes.
Haber
estampado cambios esenciales en la educación para alinear de mejor manera a
niños y jóvenes al capitalismo burocrático; fortalecer el esquema jurídico que
limite, constriñe y anule la organización y lucha de las masas, ya sea del
proletariado en los sindicatos, convertidos hoy en día en verdaderos actores
del afamado “buen vivir”, como de las organizaciones campesinas y populares, auténticos
apósitos de la vieja democracia, aherrojados a la inacción y entregado a dos
sectores, el gubernamental y el de oposición que es cabalgado por los
dirigentes más oportunistas y revisionistas que tiene la vieja izquierda
amaestrada.
La
fortaleza de los aparatos represivos es mayúscula en relación a años
anteriores. Se incorporó a las FFAA al control de la seguridad interna. Se anexó
a los guardias privados (cerca de 200 mil) al régimen de seguridad nacional; se
agregó tecnología de punta para el control de las ciudades y los lugares más remotos
del país.
Se
reformuló el Código Penal con leyes que penalizan la huelga, la toma de
espacios públicos, las manifestaciones, todas tipificadas como “rebelión”,
“terrorismo”, “subversión”, etc., con penas de cárcel impresionantes. Vacunaron
al estado de tal manera que ahora, cualquier monigote que gobierne, tiene en
sus manos las herramientas jurídicas para combatir todo aquello que se
aproxime, huela o genere sensación de rebeldía, lucha, o de revolución.
En
términos económicos se activó un sistema de salvataje al capitalismo
burocrático atándolo a la reprimarización de la economía. Pretenden sostener la
tan mentada “revolución” con la renta petrolera, y eventualmente, minera; mantener constreñida la media producción
industrial (gran producción industrial prácticamente no existe en el país);
profundizar la semifeudalidad al mantener intocados los latifundios, relaciones
de producción semifeudales y en muchos de los casos feudales. Se “abren” las
fronteras a la inversión imperialista que busca diversificarse sin perder la
perspectiva de que el Imperialismo yanqui sigue siendo el mandamás en nuestra
economía, en fin, vivificando
circunstancialmente al capitalismo burocrático a pesar de que históricamente está
condenado a morir bajo el fuego de la clase y del pueblo.
En
fin, siempre lo diremos, Correa hizo lo que debía hacer más allá de su discurso
antiimperialista, anti “pelucón”, “oligárquico”, respondió con su carácter de clase
(ligado a la burguesía burocrática) en defensa del viejo estado.
Con
Moreno las cosas cambian. Y no es que se vaya contra Correa, no, lo que hace es
desenmascarar de mejor manera el verdadero rostro del bolivianismo, de la revolución
ciudadana, de la revolución del siglo XXl que como pocos ha agudizado la
reaccionarización de la sociedad
Hay
que flexibilizar la contratación laboral, dice Moreno, obviamente en beneficio de la gran burguesía y
grandes terratenientes que ahora podrán contratar por horas, prestación de
servicios y todas esas patrañas que en verdad no dejan de ser tercerización y
posibilitar que los empresarios evadan sus responsabilidades laborales como
seguridad social, vacaciones, incrementos salariales, etc., etc.,
Hay
que reducir el aporte al IESS por parte de los empresarios, y que esa reducción
la asuma el Estado, dice Moreno. Mientras tanto el Estado, por otros medios, le
mete la mano al bolsillo de las masas para que vía impuestos, exprimir sus
escuálidos salarios que a la larga serán los que “repongan” lo que los
empresarios va a dejar de aportar. ¡Cuánta inmundicia!
Esta
vía de reducción en las aportaciones sociales por parte de los empleadores
responde a la “innovadora” propuesta económica del régimen, quién propone la “devaluación fiscal”.
Como
no puede devaluar la moneda porque no nos pertenece, busca la manera de rebajar
o abaratar los costos de producción. Es decir, no pasa de ser sino una
devaluación “tradicional” que procura apoyar al exportador (grandes productores
banano, camarón, floricultores, entre otros pocos rubros tradicionales) bajando
los costos de producción (aportación a IESS, régimen laboral flexible,
reducción salario básico, etc.) y que encarecerán los productos nacionales e importados
en la medida que se aplique un IVA diferenciado o se lo incremente.
Esta
medida impactará en el consumo, se reducirá, pues el país no está en capacidad
productiva de suplir las demandas del mercado, se hará una reducción nominal
del salario de los trabajadores, y al eliminar la salida de capitales,- ya
sabemos cuál es la respuesta histórica de la gran burguesía y grandes
terratenientes-, emigraran a paraísos
fiscales.
Para
“cubrir” los gastos de seguridad social, el gobierno reducirá los salarios en
el sector público, en otros casos –la mayoría- los fosilizará, y desde luego,
despedirá trabajadores (no se renovarán contratos con la mayoría) para
“mejorar” tratar de equilibrar los gastos fiscales.
Hay
que recordar que esta medida (devaluación fiscal) fue una “sugerencia” que hizo
el Fondo Monetario Internacional a
España en el 2014. Obvio, no hay que ser un genio de la economía para
entender que España no es Ecuador, que acá la industria es limitada, que se
exportan productos con poco valor agregado, contrario a España que es un país
capitalista, productor.
Los
personajes han cambiado, es un hecho, pero la estructura económica se mantiene
sobre su misma base, semifeudal y semicolonial.
Pero
el “fatuo” no queda ene so. Ha decidido que sea la banca privada la que maneje
el dinero electrónico, y como si eso fuese poco, le otorga, a la banca, la
capacidad de manejar la banda de intereses de acuerdo al cliente. Desde luego,
tampoco hay que ser brujo para saber quiénes son los que se van a beneficiar de
créditos con intereses blandos y quiénes son los que no podrán acceder sino a
créditos bajos con tasas de interés de
usura.
Pero
el embriagamiento de Moreno no queda ahí. Ha decidido quitar cierta subvención a los combustibles. La
gasolina extra y súper se elabora con 2 octanos menos; es decir, de lo mala que
es, pasa a ser más mala. Una forma algo disimulada de elevar su costo
invirtiendo menos en el proceso pero entregando un producto de menor valor al
mismo precio.
Pero
también hay otro aspecto de todo este escenario. Hay masas que están siendo
direccionadas en el sentido correcto. Nos pasa en el sindicalismo, hay
trabajadores, elemento consiente que está claro de qué hay que hacer, empezando
por combatir en sus entrañas al pútrido revisionismo. Hay masas campesinas que
están siendo organizadas no como respuesta a este régimen, sino para la
conquista del poder bajo dirección proletaria. No diferente es con el común del
pueblo oprimido y explotado.
Desde
luego que no hay aún un mar de masas que arrase con todo lo viejo. La
construcción es difícil en las condiciones que confrontamos al viejo estado que
se renueva en los gobernantes en cuanto a su estrategia anti popular y
contrarrevolucionaria, en la estrategia que imprime el revisionismo y el
oportunismo desde las entrañas del sindicalismo, la organización popular y
campesina, de todas formas los comunistas del país no somos de aquellos que
esperan tenerlo todo, organización, masas, armas, etc., para combatir al
régimen y al Estado.
Ante
este régimen, lo mismo, combatirlo, pero no necesariamente desde lo
gubernamental, sino desde su posición estatal. Fortalecer la construcción
concéntrica y simultánea de Partido, Ejército y Frente, pero sobre el fragor de
la lucha, indispensable para la revolución de Nueva Democracia. Es lo que seguiremos haciendo.
La
actual situación por la que atraviesa el país, particularmente las masas
oprimidas, nos remonta a las pintas que llenaron las paredes de quito en 1809
el curso de la llamada lucha por la independencia: “ULTIMO DÍA DEL DESPOTISMO,
PRIMERO DE LO MISMO”
¡SINO LUCHAMOS POR EL PODER, NADA
TIENE SENTIDO!
¡SINO LUCHAMOS CONTRA EL
REVISIONISMO, NADA HABREMOS HECHO!
¡HA COMBATIR A ESTE RÉGIMEN
HAMBREADOR, MOJIGATO Y PRO IMPERIALISTA!
¡SOLO CON LUCHA SE CONQUISTAN
DERECHOS Y LIBERTADES!
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